Actualidad Generales

Una mirada experta sobre la vacuna contra el dengue

Por Daniela Hozbor*

El 26 de abril  la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT) aprobó el uso de la vacuna contra el dengue desarrollada por el laboratorio japonés Takeda (denominada Qdenga o TAK-003) para todas las personas mayores de cuatro años, hayan cursado o no previamente la enfermedad.

Se trata de una vacuna a virus vivo atenuado contra los cuatro serotipos del virus del dengue (DEN1- DEN4). El principal mecanismo de acción de Qdenga consiste en la replicación del virus sin producir enfermedad porque está atenuado y en la inducción de una respuesta inmune humoral y celular contra los cuatro serotipos del virus del dengue.

Esta vacuna, que se administra en esquemas de dos dosis con un espaciamiento de tres meses entre la primera y la segunda dosis, lleva varios años de investigación y desarrollo. Durante ese periodo se ha logrado confirmar su seguridad y eficacia, pudiendo ser administrada independientemente de que la persona haya tenido o no dengue previamente.

En 5 países de América Latina (Brasil, Colombia, República Dominicana, Nicaragua y Panamá) y en 3 países de Asia (Sri Lanka, Tailandia y Filipinas) se ha realizado un estudio clínico pivotal de fase III, doble ciego, aleatorizado y controlado con un grupo placebo (que no recibió la vacuna Qdenga).

El estudio incluyó a  20.099 niños de entre 4 y 16 años aleatorizados en una proporción de 2:1 para recibir Qdenga o placebo, indistintamente de la infección previa por dengue. Sus resultados mostraron que, en aquellos que recibieron la vacuna se produjo una reducción del 80% en el número de casos de fiebre causada por la infección por dengue confirmada (61 casos en 12.700 niños) en comparación con aquellos que recibieron el placebo (149 casos en 6.316 niños).

La vacuna mostró también ser capaz de reducir la hospitalización debido al dengue en un 90%. En los 18 meses posteriores a la segunda inyección, el 0,1% (13 de 12.700) de los niños que recibieron la vacuna fueron hospitalizados debido al dengue confirmado, en comparación con el 1,0% (66 de 6.316) de los niños que recibieron el placebo. En el estudio denominado DEN-301 se realizaron varios análisis exploratorios para calcular la protección a largo plazo desde la primera dosis hasta 4,5 años después de la segunda dosis. En este estudio se halló que la vacuna logró reducir un 84% las hospitalizaciones por dengue y un 61% los casos de dengue sintomático.

La adecuada tolerabilidad a la vacuna y los estudios de inmunogenicidad y eficacia como los mencionados anteriormente llevaron a que esta vacuna se aprobara primeramente en Indonesia (2019), posteriormente en la Unión Europea (en diciembre del año pasado), luego le siguieron el Reino Unido en enero de 2023 y recientemente ha sido también aprobada por la Agencia Nacional de Vigilancia Sanitaria de Brasil (Anvisa). Ahora también fue aprobada por el ente regulador de nuestro país.

Sin dudas, esta vacuna representa una nueva herramienta que se suma a las medidas de prevención ya existentes. Aquí, sin embargo, es importante remarcar que la vacunación no es ni debe ser la única estrategia de prevención. En la actualidad la mejor estrategia de prevención sigue siendo la participación de las y los ciudadanos y la comunidad en relación al control y eliminación de criaderos de mosquitos transmisores del virus del dengue (Aedes aegypti), en evitar picaduras de mosquitos y en el empleo de métodos de aislamiento vectorial (repelentes, espirales, mosquiteros, etc.).

Estas medidas además son de mayor alcance porque el mismo el mosquito Aedes aegypti es capaz de transmitir otros virus como el zika y el chikungunya, enfermedades para las cuales aún no se cuenta con vacunas. Por lo tanto, como indicó el Ministerio de Salud de la Nación, es necesario continuar fortaleciendo la estrategia de gestión integrada que ha sido implementada en América Latina por la Organización Panamericana de la Salud (EGI-Dengue), abordando la vigilancia epidemiológica, la promoción de políticas ambientales para control del dengue, la gestión integrada del control vectorial, el cuidado del paciente, el establecimiento de una red de laboratorios virológicos, y la comunicación social para el cambio conductual.

La llegada de una vacuna es una buena noticia pero hay que seguir actuando para enfrentar a la situación epidemiológica actual del dengue, que sin dudas es preocupante. Según el Boletín Epidemiológico Nacional N° 649 del 2023, hasta el 15 de abril se notificaron en el país 56.324 casos de dengue, de los cuales 51.637 adquirieron la infección en la Argentina. Los casos acumulados en la presente temporada están por encima de lo registrado para la misma semana en los años previos: 60% más que en 2016 y 70% más que en 2020 para la misma semana (Fig. 1). Al momento, la circulación de este virus se ha identificado en 15 jurisdicciones, las cuales corresponden a la Región Centro (Buenos Aires; Ciudad Autónoma de Buenos Aires; Córdoba; Entre Ríos; Santa Fe); región NEA (Corrientes; Formosa; Chaco); región NOA (Catamarca; Jujuy; La Rioja; Salta; Santiago del Estero; Tucumán) y la provincia de San Luis en la región Cuyo. Hasta el momento se registró co-circulación de DENV-1 y DENV-2, identificándose el Serotipo DENV-2 en el 84% de los casos y el serotipo DENV-1 en el 16%.

Fig 1. Casos de dengue por semana epidemiolóigica (SE) según año. 2018 a 2023, Argentina.
Fuente: Boletín Epidemiológico Nacional N° 649.

Es en este contexto que el Ministerio de Salud de la Nación emitió un alerta epidemiológico con el propósito no de generar miedo, sino de instar a los equipos de salud a intensificar la sospecha clínica, la identificación de signos de alarma y el seguimiento adecuado de los casos para minimizar la ocurrencia de formas graves de la enfermedad. En un futuro no muy lejano se espera que se sume la vacunación para la prevención. El primer paso, que consistente en la aprobación del uso de la vacuna contra el dengue por parte de nuestro ente regulador, ya se ha dado.


Daniela Hozbor es doctora en Bioquímica y se desempeña como investigadora principal del CONICET en el Laboratorio VacSal del Instituto de Biotecnología y Biología Molecular (IBBM) de la Facultad de Ciencias Exactas de la Universidad Nacional de La Plata.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *