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El desafío de recargar combustible alrededor de la Luna bajo la mirada de una ingeniera de la UNLP

Sonia Botta fue distinguida por la Universidad de Leicester, en el Reino Unido, por su tesis sobre análisis de trayectoria y mecánica orbital. La joven, de 26 años, trabaja en el Centro Tecnológico Aeroespacial de la Facultad de Ingeniería. A fines de julio participará del lanzamiento del satélite SAOCOM 1B.

Desde muy chica, Sonia Botta soñaba con construir «cosas» que fueran al espacio. A principios de 2004 leyó en un ejemplar de la revista Genios que la sonda Cassini-Huygens había obtenido imágenes de Saturno. «Fue mi momento Apolo. Ahí decidí que quería dedicarme a esto», cuenta la ingeniera aeronáutica egresada de la Universidad Nacional de La Plata.

Con 26 años de edad, la joven nacida en Ranelagh, está viviendo su sueño. A principios de año fue distinguida por su desempeño excepcional en la Universidad de Leicester, en el Reino Unido, donde realizó un Master en Ciencias. Obtuvo un 84% de puntaje, el promedio más alto de su promoción. Además su trabajo final fue calificado como «sobresaliente» por la tradicional casa de estudios. Su tesis consistió en investigar acerca de las trayectorias más óptimas para el reabastecimiento de combustible alrededor de la Luna.

En estos días, la ingeniera tiene puesta su atención en lo que será un nuevo hito histórico para el país: el lanzamiento del SAOCOM 1B, a fines de julio, desde Estados Unidos. Su puesta en órbita será clave para la producción agrícola ya que permitirá medir la humedad de los suelos y alertará sobre potenciales inundaciones, entre otros servicios. La operación estaba prevista para marzo, pero se pospuso debido al coronavirus. En la sede central de la CONAE, ubicada en la Ciudad de Buenos Aires, Sonia colaborará con los análisis térmicos y el control de las operaciones de despliegue de los paneles de la antena del satélite en órbita y los primeros ensayos, junto a otros integrantes del Grupo de Ensayos Mecánicos Aplicados (GEMA) de la Facultad de Ingeniería.

«En la parte satelital Argentina está muy a la altura del resto del mundo», asegura Sonia y cuenta su experiencia en Europa. Pasó ocho meses en el Reino Unido, dos en Italia y dos en Francia, puesto que la Universidad de Leicester, junto con el Politécnico di Torino y el ISAE-SUPAERO de Toulouse, integran el proyecto internacional «Sistemas para la Exploración y Desarrollo del Espacio». El objetivo del programa es desarrollar ideas para el futuro de la exploración espacial.

La ingeniera compartió la experiencia junto a otros 17 estudiantes. «El tema de mi tesis fue el análisis de trayectoria y mecánica orbital. Establecer cuál es el mejor lugar alrededor de la Luna para reabastecerse de combustible. Este proyecto está auspiciado por la Agencia Espacial Europea en colaboración con la NASA», explica.

Según detalla la magister, que trabaja en el Centro Tecnológico Aeroespacial (CTA) de la Facultad de Ingeniería de la UNLP, estas agencias están discutiendo sobre los nuevos desafíos que deben afrontar para enviar astronautas nuevamente a la Luna, a Marte y hacer vuelos más largos de los que se realizan con la Estación Espacial Internacional.

«En ingeniería cuando se habla de lo que es ‘mejor’ no siempre es una respuesta única, porque puede depender de muchos parámetros. Con el tema del reabastecimiento alrededor de la Luna pasa algo similar. En mi tesis, prioricé el tiempo de vuelo. Es decir, cuánto tiempo demanda llegar de un lugar a otro y, además, que hubiese algún ahorro de combustible en todo el trayecto. Con estos criterios encontré que las órbitas lunares bajas y otras llamadas DRO, de entre 5.000 y 10.000 km de amplitud, son ‘las mejores'», detalla la joven. Su objetivo por delante es realizar un doctorado en Estados Unidos o Canadá para continuar con la investigación.

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