El uso de inyectables a nivel mundial crece todos los días, pero no siempre en las manos más idóneas. Las complicaciones por el uso de estos productos aumentaron drásticamente en los últimos años de la pospandemia, en gran parte, por la falta de capacitación profesional en esta práctica.
Fernando Felice, cirujano plástico, docente de la UBA y Director del Congreso Masterhub, hace un repaso por el bótox, el ácido hialurónico y el colágeno y las dificultades que pueden traer estos productos tan populares en todo el mundo.
“Cuando se habla de rejuvenecimiento facial, el 75% de todos los procedimientos que se realizan corresponden a la aplicación de toxina botulínica, y de rellenos de uso facial, como bioestimuladores o ácido hialurónico. Todos estos productos están aprobados por la ANMAT, la FDA y la Comunidad Europea”, comienza explicando el profesional, que realizó a comienzos de septiembre un Congreso Internacional llamado Masterhub en el que se capacitaron más de 800 médicos en forma presencial y más de 2000 en forma on line.
Si son todos productos aprobados, cuál es la razón de que últimamente lleguen a los consultorios personas con problemas derivados de estas aplicaciones.
“Si bien todo procedimiento implica un riesgo, este depende muchísimo de la experiencia del profesional. No todos los médicos estudian y se capacitan de igual manera, no todos tienen la misma mano, pero no es necesario que estos inyectables solo los coloque un cirujano plástico pero sí lo es que sea un médico que cuente con avales de capacitaciones para realizar estas prácticas”, explica el profesor de Anatomía en la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires (UBA).
“Siempre -aun en manos expertas- puede llegar a existir una complicación. Ahora, si uno tiene la experiencia y tiene años haciendo lo mismo, la complicación puede predecirse en el momento en que está realizando la práctica”, asegura. Y suma: «Si en ese momento percibo que puede existir alguna posible complicación, tengo que poner en marcha el protocolo de urgencia, para que no ocurra».
En algunos casos, puede suceder que haya complicaciones en los días siguientes. Puede ser al segundo o tercer día de la aplicación. En esos casos, suelen ser complicaciones vasculares. Y esto podría indicar que el profesional pudo haber realizado una punción en una vena o dentro de una arteria. “Esto provoca una oclusión vascular, falta de privación de oxígeno a los tejidos y en consecuencia, la necrosis», explica Felice.
Cuáles son los inyectables más populares hoy y qué características tienen
● Toxina botulínica
Es el famoso, muy famoso, Bótox. Se trata de una toxina depurada, que no es tóxica y suele colocarse en algunas áreas musculares. Se relajan los músculos y se tratan así las arrugas dinámicas, como las de la frente, el entrecejo, las patas de gallo o el aspecto empedrado del mentón.
● Ácido hialurónico
“Cuando se habla de rellenos de ácido hialurónico, cuya presentación es una jeringa que viene cerrada, sellada con fecha de elaboración y de vencimiento, hablamos de un gel de ácido hialurónico, o sea, de un producto sintético”, explica Felice.
El rostro de una persona tiene compartimientos grasos superficiales y compartimientos grasos profundos, y estos últimos son los que más sufren atrofia, o sea, pérdida de volumen con el paso del tiempo. Muchos rellenos de ácido hialurónico se pueden utilizar para reponer ese volumen perdido.
● Bioestimuladores de colágeno
Hay dos principales: uno es la hidroxiapatita de calcio y el otro es el ácido poliláctico. Sirven para estimular el colágeno, algo que se va perdiendo con el paso de los años.
“Se colocan por debajo de la piel, para generar un proceso inflamatorio subclínico, lo que significa que clínicamente no es evidente. Y este proceso inflamatorio subclínico va a estimular a los fibroblastos para formar colágeno”, explica el especialista.
