Roblox es hoy una de las plataformas de videojuegos más populares del planeta. Con más de 111 millones de jugadores diarios —de los cuales cerca del 40% tiene menos de 13 años— su éxito se basa en una propuesta irresistible para las nuevas generaciones: explorar y crear mundos virtuales diseñados por otros usuarios. Sin embargo, detrás de ese universo lúdico y creativo, se multiplican los riesgos para niñas, niños y adolescentes.
En los últimos meses, el juego quedó en el centro de denuncias por grooming —la manipulación y violencia sexual ejercida por adultos a través de medios digitales— en distintos países. En Argentina, al menos dos casos registrados en Río Negro y Santa Fe encendieron las alarmas. Al mismo tiempo, Roblox enfrenta demandas judiciales en Estados Unidos y restricciones en Europa y Asia, acusado de no garantizar medidas de seguridad suficientes y permitir la circulación de contenidos inapropiados.
Grooming y ciberdelitos: un riesgo en expansión
La ingeniera Alejandra Lavore Bourg, secretaria del Consejo Profesional de Ciencias Informáticas (CPCIBA) y especialista en ciberseguridad, advierte que el fenómeno debe analizarse con una mirada integral. “Siempre que me junto con familiares y amigos aparece el tema de la ciberseguridad. Me llama la atención la naturalidad con la que los chicos hablan de los juegos y de cómo ‘crackearlos’ para ganar monedas o vidas. Ahí recordé Roblox, un entorno que fomenta la creatividad, pero que también puede exponer a los menores a riesgos si no se utiliza con acompañamiento adulto”, señaló.
Roblox permite chatear o hablar por voz entre usuarios que se agregan como amigos. Esa interacción, pensada para el entretenimiento, se convirtió en una puerta de acceso para los ciberdelincuentes. “Los groomers comienzan con mensajes amables o regalos virtuales. Luego generan confianza, comparten secretos o emociones, y terminan trasladando la conversación a WhatsApp o redes sociales, donde pueden pedir datos personales, fotos o encuentros”, explicó Lavore Bourg.
El patrón se repite: en Cipolletti, un niño de nueve años fue contactado por un usuario que le ofrecía monedas virtuales a cambio de imágenes íntimas; en Santa Fe, varias niñas fueron llevadas a grupos de mensajería con contenido sexual explícito.
Ansiedad, adicción y la “necesidad de seguir conectados”
A los riesgos vinculados al abuso digital se suma otro fenómeno creciente: la ansiedad que provocan los videojuegos de estímulo constante. Los desafíos permanentes, recompensas rápidas y la posibilidad de jugar sin límites generan, según especialistas, una “necesidad de continuidad digital” que dificulta la desconexión sin angustia o enojo.

Para Lavore Bourg, el foco no debe estar solo en exigir controles a las plataformas, sino también en educar desde casa. “No se trata de hablar mal del juego. Roblox puede mejorar sus medidas de seguridad, pero la confianza y manipulación que busca un ciberdelincuente se construyen con el tiempo. La mejor protección no está en el control, sino en la confianza: hablar con ellos antes de que lo haga un desconocido puede marcar la diferencia”.
La especialista propone tres ejes: prevenir, dialogar y acompañar. Saber qué hacen los chicos dentro del juego, pero sobre todo estar disponibles fuera de él, con una escucha activa que permita detectar señales de alerta.
Desde el CPCIBA remarcan que la alfabetización digital temprana es esencial:
“Como adultos, tenemos la responsabilidad de enseñarles qué es lo íntimo, qué puede compartirse y qué no. No se trata de generar miedo, sino de brindar herramientas para que disfruten la tecnología de forma segura y saludable”.
Roblox puede ser un espacio de creatividad, aprendizaje y socialización. Pero también un terreno riesgoso si se lo deja librado al azar. En un contexto donde las infancias crecen conectadas, la presencia adulta, el diálogo permanente y la educación digital se consolidan como los escudos más poderosos para cuidarlas en el mundo virtual.





