En numerosos barrios populares de la Argentina, las condiciones de vida y el acceso limitado a servicios esenciales como agua potable y saneamiento ambiental se combinan para generar un escenario de alta vulnerabilidad sanitaria. Pozos ciegos, acumulación de residuos cerca de cursos de agua, viviendas construidas con materiales precarios, hacinamiento en los hogares y frecuentes anegamientos forman parte del día a día. En este contexto, las infecciones intestinales causadas por algunos parásitos, como los geohelmintos, forman parte de las Enfermedades Tropicales Desatendidas (ETD) reconocidas por la Organización Mundial de la Salud. Estas infecciones afectan la salud, el bienestar y las oportunidades de desarrollo de miles de personas.
En este marco, un equipo de investigación de la Universidad Nacional de La Plata trabaja en distintas localidades de provincias argentinas, abordando la salud desde una mirada integral. En los últimos años, las actividades se concentraron en barrios populares de Berisso y del conurbano bonaerense, combinando investigación y acción territorial. En este contexto, se estudian infecciones parasitarias intestinales en personas y animales, así como evaluaciones del estado nutricional de niños y niñas en edad escolar mediante mediciones antropométricas estandarizadas, siguiendo referencias internacionales de la OMS.
Paralelamente, el proyecto se enfoca en la identificación de parásitos intestinales de relevancia sanitaria y potencialmente zoonótica en el ambiente —suelo, agua y hortalizas—. Esta tarea se realiza junto con la identificación de factores de riesgo a través de encuestas y relevamientos socioambientales de la comunidad, permitiendo comprender cómo las condiciones del entorno y las prácticas locales influyen en la transmisión de infecciones.
La integración de estos datos que contemplan la información sobre la salud de personas, animales y el ambiente en el cual coexisten, bajo el enfoque Una Salud, facilita el diseño de estrategias sostenibles de prevención y control de parasitosis. Este enfoque permite comprender cómo las condiciones socioambientales, la convivencia con animales domésticos y las prácticas comunitarias inciden en la transmisión de estas infecciones.
Los estudios que viene desarrollando el grupo de investigación en la Facultad de Ciencias Naturales y Museo, desde el Centro de Estudios Parasitológicos y de Vectores (CEPAVE, UNLP-CONICET-asociado al CIC) abordan las parasitosis intestinales y otras patologías asociadas bajo este enfoque, entendiendo que la salud humana, animal y la sanidad ambiental están íntimamente interrelacionadas y no pueden abordarse de manera aislada. En este sentido, se busca integrar diferentes miradas y promover la colaboración entre disciplinas, comunidades y gobiernos, con el fin de comprender, anticipar y enfrentar riesgos sanitarios como los que representan estas infecciones, que requieren una atención coordinada y sostenida.
INVESTIGACIÓN EN EL TERRITORIO
El equipo de investigación, coordinado por la Dra. Lorena Zonta, reúne a profesionales y estudiantes de distintas disciplinas, incluyendo biología, antropología, veterinaria y microbiología. De manera interdisciplinaria se acercan a las poblaciones a través de referentes locales, escuelas, centros de salud, comedores y centros comunitarios para realizar talleres participativos, donde se intercambian saberes y experiencias sobre los parásitos, sus formas de transmisión, los síntomas que generan y las posibilidades de prevención y tratamiento que existen. En estos espacios se promueve la co-construcción del conocimiento entre las personas participantes, integrando miradas y experiencias diversas. Al mismo tiempo, se ofrece a las familias la posibilidad de participar de manera totalmente voluntaria y gratuita en el estudio. Para ello se entrega los materiales necesarios para la recolección de muestras de materia fecal y escobillado anal, acompañados de una explicación verbal y escrita sobre el procedimiento. La participación se concreta con la firma de un consentimiento informado.
Además, se realizan encuestas socioambientales, en las que se releva información sobre las condiciones de la vivienda, el acceso a servicios públicos (agua, cloacas, recolección de residuos), prácticas de higiene, convivencia con animales y características socioeconómicas de las familias. Estos datos, junto con las observaciones que se realizan en el territorio, permiten comprender mejor los factores que favorecen la transmisión de parásitos y vincularlos con los resultados del diagnóstico.
En una segunda etapa, se recolectan muestras de materia fecal de mascotas, agua de consumo, suelo y hortalizas de huertas comunitarias, lo que permite evaluar la circulación de parásitos intestinales y potencialmente zoonóticos en el ambiente, explicó la Dra. Laura Susevich, integrante del equipo.
Por su parte Joaquín Zucol, becario de CONICET y tesista de la Facultad de Ciencias Naturales y Museo, detalló que se realizan evaluaciones nutricionales en niños y niñas en edad escolar a través de mediciones antropométricas estandarizadas (peso, talla, perímetros y pliegues, entre otras). Posteriormente, se analiza el estado nutricional tomando como referencia los patrones de crecimiento establecidos por la OMS. De este modo se pueden detectar casos de bajo peso, retraso en el crecimiento o exceso de peso (sobrepeso u obesidad), y relacionarlos con la presencia de infecciones parasitarias y las condiciones de vida en cada población.
UN PROBLEMA RELEVANTE Y PERSISTENTE
A lo largo de casi dos décadas, los estudios realizados desde el CEPAVE en el área del Gran La Plata y más recientemente en el conurbano bonaerense, muestran que una proporción importante de niños y niñas sigue afectada por parásitos intestinales, con prevalencias que varían entre alrededor de la mitad y más de 80 %, según la localidad y las condiciones socioambientales. Aunque la población infanto-juvenil es la más afectada, las personas adultas también presentan parasitosis, aunque generalmente en menor proporción.
En las poblaciones estudiadas de barrios vulnerables se observa la presencia tanto de monoparasitismo (un solo tipo de parásito por persona) como de poliparasitismo (varios parásitos simultáneamente), lo que refleja la complejidad de la transmisión y la necesidad de estrategias integrales de prevención y control.
Si bien en algunas localidades se registraron mejoras parciales gracias a intervenciones gubernamentales, como es el caso de ayuda monetaria o mayor acceso a servicios básicos, la tendencia general se mantiene elevada a lo largo del tiempo, indicando que las parasitosis continúan siendo un problema relevante y persistente.




