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Fructosa ¿Un enemigo silencioso?

En las últimas décadas se registró un aumento en el consumo de carbohidratos refinados, en particular de los denominados jarabes de maíz ricos en fructosa. El incremento de este insumo podría estar ligado de alguna manera al aumento de obesidad y diabetes registrado a nivel mundial. Este tema es investigado por el Centro de Endocrinología Experimental y Aplicada (CENEXA), perteneciente a la facultad de Ciencias Médicas de la UNLP y al CONICET.

La obesidad es una enfermedad preocupante, no solo en Argentina sino en el mundo. Según la última Encuesta Nacional de Factores de Riesgo, Argentina tiene una elevada prevalencia de sobrepeso (36.2%) y obesidad (25%), que afectan especialmente a las poblaciones más vulnerables. Este dato, es aún más alarmante si tenemos en cuenta que en el período 2005-2018, la obesidad en nuestro país se incrementó un 74%. Considerando que más del 50% de la población en Argentina tiene exceso de peso, similar a lo que ocurre en el resto del mundo, podemos hablar de una epidemia. Ya la OMS manifestó que la obesidad sería la pandemia del siglo XXI. Dicho aumento se relaciona con la adopción de estilos de vida no saludables tales como sedentarismo, estrés crónico y hábitos alimentarios perjudiciales para la salud.

Si bien la fructosa se encuentra naturalmente en alimentos como frutas y miel, se utiliza como ingrediente agregado de ciertos productos procesados como las gaseosas y jugos. Números estudios demuestran que el incremento en su consumo registrado en las últimas décadas es un factor de riesgo importante para la diabetes y obesidad.

El Doctor Flavio Francini, director de CENEXA, explicó: “nuestra investigación consiste en analizar el efecto de la administración de dieta enriquecida en fructosa sobre diferentes órganos ligados de algún modo al desarrollo de obesidad y diabetes. Pretendemos conocer la secuencia cronológica de eventos disparados por esta dieta sobre ratas normales. Los resultados obtenidos demuestran que la administración de fructosa induce la aparición asincrónica de alteraciones siendo la dislipemia (hipertrigliceridemia) y el depósito hepático de lípidos los primeros cambios registrados a una semana de tratamiento”.

 “A estas alteraciones se suman aumento del estrés oxidativo, e inflamación hepática e insular, finalizando con disfunción de células pancreáticas productoras de insulina, e insulinorresistencia a partir de la tercera semana de dieta no saludable”.

Es importante destacar que las alteraciones inducidas por esta alimentación no saludable en animales de laboratorio son similares a las descritas en lo que se conoce como síndrome metabólico en humanos. Esta característica permite utilizar el modelo murino para luego poder pensar en qué es lo que está ocurriendo en humanos. Dicho de otro modo, el conocimiento del curso temporal de los efectos deletéreos de la fructosa en ensayos con ratones puede ser de utilidad para el desarrollo de estrategias de prevención de la progresión de prediabetes a diabetes tipo 2, disparada por dietas no saludables.

Francini detalló: ”el aumento de diabetes tipo 2, como de obesidad, se relaciona con la adopción de estilos de vida no saludables tales como sedentarismo, estrés crónico y hábitos alimentarios perjudiciales para la salud. Es interesante destacar que la reciente pandemia de COVID-19, y el aislamiento preventivo obligatorio, incrementó la adopción de estos hábitos y consecuentemente el porcentaje de sobrepeso y obesidad, y el riesgo de padecer enfermedades asociadas”.

Obesidad y diabetes: problemas multicausales

“Cabe mencionar en este punto, que, según los datos del programa SUMAR presentados recientemente por el Ministerio de Salud de la Nación, que recabó información de la población con cobertura de salud del sector público, el exceso de peso alcanzó en el año 2016 al 37% de niños, niñas y adolescentes de entre 10 y 19 años. Si bien, la malnutrición por déficit manifiesta una tendencia a la baja, el sobrepeso y obesidad registran un crecimiento sostenido. La obesidad en este segmento de la población no sólo es un grave problema de salud pública actual, sino que además de vulnerar sus derechos como niños, niñas y adolescentes, y estar relacionada con problemas de autoestima, discriminación y peor rendimiento escolar, compromete el desarrollo en la vida adulta, ya que aumenta las posibilidades de padecer otras enfermedades crónicas (como diabetes, por ejemplo) en el futuro”.

“Tanto obesidad como diabetes deben ser considerados problemas multicausales y, por lo tanto, requieren un abordaje no solo multisectorial sino también multidisciplinar. Lo vemos como un problema de salud, pero también es económico y de educación. Desde nuestro grupo venimos trabajando en distintas líneas que buscan generar evidencia para apoyar esta idea del abordaje que involucre a todos los sectores. Pero tal vez lo que falte son acciones multisectoriales más coordinadas, superadoras de iniciativas de pocos actores sin un ataque integral del problema”, concluyó el investigador.

El CENEXA

El Centro de Endocrinología Experimental y Aplicada, aborda estos temas desde la investigación básica como aplicada:

Desde el punto de vista de la investigación básica, trabaja en diferentes modelos, evaluando el rol de tejidos y órganos en el desarrollo de estas patologías, así como en intervenciones farmacológicas tanto con productos de la industria farmacéutica como naturales tendientes a prevenir la aparición de prediabetes o retrasar su paso a diabetes.

Desde el punto de vista de la investigación aplicada, desde el CENEXA se ha demostrado que la práctica regular de actividad física y el descenso de peso mejora notablemente el control metabólico en prediabetes y diabetes.

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