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Vapear: una moda que esconde riesgos invisibles para la salud

Aunque se promocionaron como una alternativa “más segura” al tabaco, los cigarrillos electrónicos liberan sustancias tóxicas, carcinógenas y metales pesados que ponen en peligro a quienes los consumen. Científicos de la Universidad Nacional de La Plata analizan los componentes químicos de los vapers y sus efectos para la salud.

En los últimos años, los vapers y cigarrillos electrónicos se multiplicaron en el mercado y entre los consumidores adolescentes y jóvenes. Sin embargo, detrás de la imagen moderna y los sabores atractivos, se esconde un cóctel químico que puede resultar igual de dañino que el cigarrillo tradicional.

Químicos en cada inhalación

Los componentes químicos nocivos de los vapers, según la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA) y organismos de control de la Unión Europea, incluyen una variedad de sustancias tóxicas presentes tanto en los líquidos electrónicos como en sus aerosoles.

El Magister Oswaldo Aranda, docente de la cátedra de Toxicología e integrante del Programa Ambiental de Extensión Universitaria PAEU de la Facultad de Ciencias Exactas de la UNLP, explicó: “según organismos de control internacionales como la FDA, los líquidos electrónicos y los aerosoles generados por los vapers contienen una mezcla de sustancias que impactan en el organismo. Entre ellas se destacan la nicotina, altamente adictiva que afecta negativamente el desarrollo cerebral en particular en la adolescencia y diferentes compuestos químicos como: Compuestos orgánicos volátiles, propilenglicol y glicerol, que al calentarse producen compuestos tóxicos que ponen en riesgo la salud”.

“También se han detectado sustancias carcinogénicas como el formaldehído y el acetaldehído ambos conocidos por ser cancerígenos, acroleína que causa daño pulmonar irreversible, diacetilo asociado a la enfermedad conocida como “pulmón de las palomitas” bronquiolitis obliterante, una enfermedad pulmonar grave e irreversible que daña las vías respiratorias más pequeñas (bronquiolos). Otro componente presente en los vapers es dietilenglicol, un químico presente en anticongelantes”, agregó el investigador de la UNLP.

A eso se suman metales pesados como níquel, plomo, estaño y cadmio, que pueden filtrarse desde los dispositivos y acumularse en el organismo causando enfermedades respiratorias, así como benceno, compuesto presente en diversos procesos industriales y en la fabricación de hidrocarburos. Finalmente, las partículas ultrafinas penetran profundamente en los pulmones, aumentando el riesgo de enfermedades respiratorias.

En Europa y Australia, además, se identificaron compuestos orgánicos volátiles, hidrocarburos aromáticos policíclicos y ftalatos, estos últimos con efectos directos en  alteraciones endocrinas y reproductivas.

Sustancias y efectos nocivos: los ingredientes del cóctel químico

  • Nicotina: presente en los líquidos de recarga, genera una fuerte adicción y, en adolescentes, interfiere con el desarrollo cerebral.
  • Formaldehído: se forma por degradación térmica; es un cancerígeno comprobado que daña las células pulmonares y altera el ADN.
  • Acetaldehído: también producto del calentamiento, tiene efectos cancerígenos sobre el sistema respiratorio.
  • Acroleína: un irritante altamente tóxico que destruye el tejido pulmonar y puede producir daño irreversible; además se considera cancerígena.
  • Diacetilo: utilizado en saborizantes, se relaciona con la enfermedad conocida como pulmón de las palomitas, que reduce la capacidad respiratoria.
  • Dietilenglicol: contaminante tóxico usado en anticongelantes, asociado a enfermedades pulmonares y riesgo sistémico.
  • Metales pesados (níquel, plomo, cadmio, estaño): se filtran de los dispositivos; inhalados de forma crónica, causan toxicidad respiratoria y daños en órganos vitales.
  • Benceno: un compuesto cancerígeno, también generado por degradación térmica, con graves consecuencias sobre la médula ósea y el sistema sanguíneo.
  • Compuestos orgánicos volátiles (COVs) e hidrocarburos aromáticos policíclicos (HAPs): altamente tóxicos y carcinógenos, presentes como contaminantes y productos de degradación.
  • Ftalatos: actúan como disruptores endocrinos, interfiriendo con las hormonas y la fertilidad, además de generar toxicidad reproductiva.

Una amenaza para los más jóvenes

Si bien en algunos casos el vapeo libera menos sustancias tóxicas que el tabaco, eso no significa que sea seguro. El consumo en adolescentes resulta especialmente preocupante, ya que la exposición a la nicotina afecta el desarrollo cerebral y aumenta el riesgo de adicción.

El mito del reemplazo

El cigarrillo electrónico se instaló como un sustituto moderno del tabaco, pero lejos de ser una solución, representa una nueva amenaza para la salud pública. La exposición constante a químicos, partículas y metales pesados confirma que no existe un nivel seguro de vapeo.

“La conclusión es clara: ni fumar ni vapear son opciones seguras. La única manera de proteger la salud es dejar el consumo de ambos productos y educar a la población en los riesgos para la salud” concluyó Aranda.

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