Opinión

Un buen resultado, ¿es cuestión de suerte? El caso de la Anestesiología Argentina

“Si la suerte existe, que nos encuentre trabajando”
Pablo Picasso

Por Carlos Marcheschi (*)

En nuestra especialidad, la anestesiología, hemos tomado muy en serio la sugerencia del gran artista. Hasta hace relativamente pocos años (no más de 25 años), en La Plata no existía el estándar de calidad adecuado para practicar la especialidad de Anestesia, Analgesia y Reanimación.

Las monjas de la cristiandad, personal técnico o médicos no especialistas en anestesiología ejercían la delicada tarea de poner en guarda todos y cada uno de los órganos de un ser humano mientras se lo agredía quirúrgicamente en un intento por curarlo.

Despertar y ver que todo funcione es en ese modo una cuestión de suerte.

Numerosas prácticas a la vez, en simultáneo, escasa vigilancia en la formación del especialista y en el paciente vulnerable, poca vigilancia en la formación continua, escasa vigilancia y control de la tecnología adecuada dentro de los quirófanos, escasos protocolos de actuación en crisis eran la norma que se alejaba de los estándares internacionales.

Las asociaciones de anestesia de nuestro país, agrupadas en una entidad nacional, la Federación de asociaciones de anestesia, analgesia y reanimación (F.A.A.A.A.R.) llevan trabajando más de cincuenta años, en numerosos procesos que dan como resultado una práctica de calidad con seguridad para el paciente por sobre todas las cosas, con prácticas ajustadas al estándar internacional de medicina basada en evidencia en nuestro caso de la Anestesiologia.

Así, hoy y en estos años trascurridos, la Anestesiología Argentina se ha convertido en un referente latinoamericano e integrante de la Confederación Latinoamericana de Sociedades de Anestesiología (CLASA) , siendo su presidente , un argentino.
El caso de la Anestesiología Argentina es, sin duda un caso de éxito y ejemplo de superación. Orgullosos miembros fundadores de la WFSA, la Organización Mundial de Anestesia.

EL experto más grande de todos los tiempos, y referente en Calidad, Avedis Donavedian nos enseñó que los resultados (de un servicio de salud, por ejemplo) son producto de dos factores, la estructura y los procesos.

Fueron las asociaciones de anestesia de nuestro país quienes garantizaron el adecuado control de esos dos factores en la práctica segura de anestesia.

Normas FAAAAR-IRAM de tecnología mínima en los quirófanos (año 2000), Procesos de formación estandarizados del especialista en anestesiología con un número de prácticas anuales necesarias y mínimas, acreditación de lugares de formación en todo el país, carrera de especialista universitario obligatorio de los egresados, enseñanza de competencias por simulación, educación en el adecuado bienestar ocupacional del cuidador, educación en seguridad del paciente como materias de formación, protocolos de actuación en crisis de quirófano, formación únicamente en residencias médicas, supervisión experta de la curva de aprendizaje, son sólo algunos de los tópicos que se vigilan, para poder poner en cada quirófano público y privado, un especialista en condiciones de asegurar la mejor practica posible en el delicado momento quirúrgico de cualquier ciudadano platense en este caso.

Nuestras organizaciones son las que lograron este nivel de calidad en las prestaciones de anestesia, nadie más.

En La Plata, la “Sociedad Platense de Anestesiología”, es un buen ejemplo y orgulloso integrante de semejante gestión cumplida.

Claro que la calidad tiene en el otro lado de la moneda un costo. No es posible desprender una de la otra.

Baste un ejemplo muy claro.

En un intento de “bajar los costos”, un funcionario de una ciudad cercana decidió cambiar un plantel completo de siete anestesiólogos de esa calidad, por un extranjero, que concurriría al llamado, según el cartel que lo anunciaba en la puerta del quirófano, desde el lunes a las 8, hasta el viernes a las 20.

Es probable que la inversión sea menor, relacionada con el servicio prestado…

Hace ya muchos años, en Nueva York (NYC), una joven de 18 años murió como consecuencia de algunos detalles clínicos que no fueron puestos en evidencia durante la entrevista clínica mientras corría el año 1984.

Se conoció como el “Caso Libby Zion” y dio lugar a la publicación de un libro donde se relata el desgraciado acontecimiento.

La investigación que dio lugar, demostró que el personal medico que la recibió llevaba más de 50 horas de guardia y a partir de entonces se legisló en todo Estados Unidos (EE.UU.) la carga laboral médica permitida y adecuada.

El cuidador de salud debe estar en adecuadas condiciones para poder brindar prácticas seguras y de calidad.

Es un pre-requisito para los buenos resultados que el médico anestesiólogo, en este caso, deba estar en condiciones adecuadas de descanso, en su aspecto emocional, psicofísico, y por supuesto económico.

Bajar la inversión en los honorarios médicos no es el camino adecuado para brindar una práctica médica de calidad y segura para nadie, eso es muy claro en la anestesiología pero válido para cualquier cuidador de salud.

Las instituciones que agrupan expertos debemos informar a los pacientes, ellos deben ser parte importante y protagonistas de la atención medica que reciben.
Deben tener voz en su propio cuidado de salud, cuestión recomendada por las mas importantes organizaciones de salud en el mundo (“coproducción en salud”) (AHRQ, OMS, WFSA, IHI, etc.)

Los financiadores de salud deben garantizar las mejores condiciones para el cuidado de la salud.

La Sociedad Platense de Anestesiología será guardián de la calidad y seguridad en las prácticas de anestesia, informando al paciente acerca de los mejores cuidados posibles, por que creemos que los buenos resultados no son cuestión de suerte.

(*) Carlos Marcheschi es doctor, magister, secretario general de la Sociedad Platense de Anestesiología

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